Recuerdo que hubo un tiempo muy desastroso en mi vida donde me habían pasado muchas cosas malas. Logre salir de él, pero me quedó la espina en la uña del dolor que me causaron todas esas situaciones.
Me sentía tan desanimado, adormecido, completamente insensible a lo que me rodeaba; no tenía ganas de hacer nada, y no quería tratar de cambiar cómo me sentía. Mis amigos me llamaban para invitarme a reuniones o salir, pero siempre terminaba encontrando la excusa más falsa posible y quedándome acostado en mi casa.
Yo me sentía tan mal conmigo mismo… Había perdido mi empleo, a familiares cercanos y hasta a mi pareja. Todo fue una bola de nieve que me dejó completamente vacío y miserable. No veía el final a aquella época de mi vida. Simplemente, no podía dejar de pensar que me lo merecía.
No era depresión, era baja autoestima. Era yo que me estaba despreciando buscando un por qué a las cosas que me habían ocurrido.
Definitivamente, tenía que hacer algo. Tenía que superar aquellas situaciones que ya habían pasado y volver a levantarme por mi propia cuenta. Al fin y al cabo, a veces recordaba que aún podía salir de esas situaciones, y que valía la pena intentarlo. Me aferré con fuerza a esos pensamientos repentinos y los obligué a que se quedaran conmigo.
No podía terminar así, tenía que hacer todo lo que estuviera a mi alcance para levantarme y conseguir empleo. Ese fue el primer paso, la meta de vida que me sostuvo y que no dejé de perseguir hasta que por fin lo conseguí.
No fue fácil, no fue rápido, ni mucho menos algo que me cayó del cielo. Fue gracias a esa mínima creencia en mí mismo, de que lo que había logrado antes de toda esa época de cosas malas, era algo que podía volver a lograr. E incluso a mitad de camino comencé a aspirar por algo mejor.
Conseguí un empleo parecido al que tenía antes y me comencé a sostener de él, cuando de pronto y sin darme cuenta ya estaba volviendo a salir con mis amigos, me reunía con ellos y compartimos. Volví a disfrutar de las actividades que me gustaba realizar con normalidad antes (cómo escribir una novela), todo estaba volviéndose a alinear, me comenzaba a sentir mejor conmigo y con lo que estaba viviendo.
De un momento a otro me vi haciéndome la pregunta del siglo: ¿Cómo logré volver salir de ese hueco en el que había caído? Era algo que no me podía imaginar en ese momento. Había estado en una situación tan mala y gracias a creer en mí logré salir.
Esto había pasado por elevar mi propia autoestima. Eso fue lo que me dio las fuerzas que necesitas para continuar esforzándome por levantarme, intentarlo una y otra vez hasta lograrlo; y lo logré y sentí cómo fueron volviendo y mejorando aspectos de mi vida antes de caer en ese hueco negro.
¿Quieres saber cuáles fueron los elementos que me ayudaron a elevar mi autoestima? Aunque en ese momento fue un descubrimiento inconsciente, luego que viví y pasé por esa situación y tras convertirme en coach; me di cuenta de que existieron ciertos factores que me ayudaron a volver a sentirme bien conmigo mismo.
Esos elementos me ayudaron a volver a valorarme y dejar de echarme la culpa por cosas de las que no tuve el control.
No tienes que estar pasando por una mala situación para poder aplicar estos consejos, más bien te ayudarán a equilibrar la montaña rusa que es nuestra autoestima. No te preocupes, este artículo te servirá de cualquier manera, ¡Te lo garantizo!
¿Qué elementos elevan nuestra autoestima?
Ya en un tema anterior se te ha hablado sobre lo contrario; los elementos que afectan nuestra autoestima. Por lo que ahora es momento de hablar de cuáles son lo que te ayudan a elevarla y cómo usarlos de manera consciente para influenciar tu estado de ánimo y no parar de avanzar hacia adelante.
Podemos hablar de diferentes elementos que nos ayudan a tener una buena autoestima; como es el caso de una buena educación, probar cosas nuevas, hacer las cosas que nos gustan, salir de la rutina, aprender a disfrutar de nuestro tiempo solos, etc.
Pero quiero enfocarme en lo que pienso que son los 4 elementos más importantes que elevan nuestra autoestima y que podemos practicar para que nos ayuden en momentos de dificultad en nuestra vida. Así que hablemos de ellos.
¿Cuáles son los elementos más importantes que nos ayudan a elevar nuestra autoestima?
Con importantes, me refiero a que son los que más nos ayudan y nos permiten no tocar fondo; por lo que es mejor aprender a ser consciente de estos para poder practicarlos y cuidarlos en nuestra vida.
Gracias a estos elementos, seremos más felices y más positivos y podremos sacarle más provecho a las cosas que podemos hacer o cambiar para mejorar.
Estos 4 elementos están comprobados por muchísimas personas, incluyéndome, y aseguran ser capaces de cambiar y mejorar la percepción que tienes sobre ti mismo; de esta manera, logran un impacto positivo en distintas áreas de tu vida y tu autoestima.
1. Tener una misión de vida
El primer elemento es muy simple, simplemente se trata de colocarnos o encontrar nuestra misión de vida, que puede cambiar y que puede ser reemplazada por otra si llegamos a cumplirla.
De esta manera, le damos a nuestra vida un propósito que nos ayuda a darle sentido a lo que hacemos y nos hace querer seguir adelante cuando pensamos que ya no podemos más. Por ejemplo:
¿Cuál de las dos versiones de esta persona te parece que tiene más sana autoestima? ¿Cuál crees que se despertó con ganas de salir de su cama y avanzar y cuál preferiría quedarse echado para no tener que preocuparse por nada?
Es evidente que la segunda versión de esta persona, aquella que tiene un propósito y objetivo claro en su vida, se siente más motivado a seguir adelante y a levantarse para hacerlo. Esto fue lo que sentí cuando decidí proponerme encontrar un trabajo para salir adelante.
¿Por qué es importante tener una misión de vida clara?
Aparte de ayudarnos a centrarnos en una meta y ayudarnos a levantarnos al caer; tener una misión de vida nos facilita aprender a tomar mejores decisiones que nos beneficien y nos impulsen a lo que queremos.
Esto pasa por qué comenzamos a elegir con más coherencia aquello que nos hace bien y nos ayuda a mejorar; en vez de elegir lo que no es necesariamente importante.
Inclusive cuando llegamos a completar nuestra misión de vida, podemos tomar un instante para reflexionar; aportarnos una nueva visión personal de nosotros mismo y elegir nuestro siguiente propósito; de esta manera nos mantenemos enfocados y seguimos trabajando para mejorar nuestra vida y sintiéndonos bien mientras lo realizamos, elevando nuestra autoestima.
2. Nuestras relaciones sociales
Este elemento puede ser al que más le prestamos atención inconscientemente. Y esto tiene su explicación dentro de lo que sucede cuando no tenemos una misión de vida bien definida, o aún no la tomamos en serio.
Cuando sentimos que no estamos en el rumbo que queremos estar, como por ejemplo, un trabajo que nos hace miserables, sentimos que no estamos realizando algo que nos satisfaga o que nos sea útil o ayude a alguien en realidad. Pasamos a tratar de llenar esas sensaciones que no queremos volcándonos en nuestros círculos sociales para así evitar caer en un fondo vacío.
¿Pero qué pasa cuando una persona no tiene ni una misión de vida, ni tiempo para cuidar y desarrollar sus relaciones sociales? Lo más probable es que su autoestima comience a verse afectada de una manera negativa, haciendo que se sienta perdida.
¿Por qué es importante cuidar nuestras relaciones sociales?
Ten en cuenta que sin el primer elemento, simplemente estaríamos tratando de llenar ese vacío con este otro, y no nos llevaría a nada bueno.
Las relaciones sociales son un elemento muy delicado que debe ser entendido cómo un paso secundario a la misión de la vida. Solo así podrás disfrutar realmente de tu círculo social sin volverlo algo de lo que debas depender.
Una vez comprendido esto, verás que es esencial que te rodees de personas que te sumen en la vida y que te ayudan a mejorar y sentir bien, y que a su vez, tú también seas capaz de ayudarlos a en la suyas.
Hacer actividades libres
Así mismo, como sucede en el caso de las relaciones sociales, este punto y el siguiente deben de partir después de haber encontrado o colocado nuestra misión de vida. De esta manera le sacarás todo el provecho a este elemento para elevar de manera sana y exitosa nuestra autoestima.
Hacer actividades que sean provechosas para ti en tus tiempos libres, ayuda a enfocarte completamente en tu presente y tu bienestar mental e incluso físico.
Cualquier tipo de actividad que te haga feliz y te permita mejorar algún aspecto o habilidad personal o profesional, es capaz de elevar tu autoestima y funcionar como una interrupción sana de los pensamientos negativos, que te ayude a aclarar tu mente y contrarrestar o solucionar algún aspecto negativo.
¿Qué hago si no tengo tiempo libre?
Lo primero que te recomiendo en este caso es que trates de identificar, qué es lo que no te está permitiendo dedicarte a realizar las cosas que te gustan, o a hacer cosas que te permitan sacarles provecho para mejorar tu persona.
Es innecesario aprender a identificar qué es realmente importante para nosotros y en que queremos enfocarnos. Si es cuestión de mejorar tu rutina y así poder aprovechar tu tiempo después del trabajo, es mejor que trates primero de solucionar ese problema primero e incluso puedes hacerlo tu misión de vida.
O si es que tu trabajo te consume mucho tiempo y te hace sentir infeliz y atrapado, es mejor que tomes en cuenta eso primero y te enfoques en ello, haciendo de tu misión de vida encontrar un trabajo que te permita más horas libres al día y en el que no te sientas atrapado y frustrado.
Dar más de lo que recibimos
Sin nada de lo anteriormente mencionado, este elemento no elevará tu autoestima, sino que más bien puede afectarla de manera negativa. Es como el popular dicho “si no te amas a ti mismo, ¿cómo crees que amarás a alguien más?”, aunque aquí existe una distinción muy clara y muy crucial: “si no te permites consentirte a ti mismo, ¿cómo consentirás a alguien más?
Si no sabemos cómo recibir, nunca seremos capaces de aprender a dar, y mucho menos de entender el lado positivo que eleva nuestra autoestima de aprender a dar más. Esto es algo que tiene que ser realizado de manera incondicional, sin esfuerzo y de manera automática por nuestra parte.
Solo somos capaces de darle a alguien lo que tenemos, y sin ello no podemos ser capaces de entregar. Es una filosofía compleja que convierte a este elemento en el más elevado de los 4, y el que más nos puede ayudar con nuestra autoestima.
¡No pares de mejorar!
Te recomiendo encarecidamente que practiques desde ya estos elementos de manera consciente para poder comenzar a cuidar de tu autoestima. A estas enseñanzas también les aplica el “pequeñas acciones, grandes resultados”, por lo que aunque no tengan un efecto inmediato, a la larga te darás cuenta qué has mejorado un montón con respecto a tú yo pasado.
Cómo ejercicio, puedes marcarte tres cosas diariamente que estén relacionadas con los elementos mencionados en este artículo, y que te ayuden a lograr sumar y elevar tu autoestima.
Recuerda que todos somos capaces de alcanzar grandes logros, si no te aseguro que no estarías leyendo este artículo. ¡Es momento de actuar! Combina estas prácticas con la de otros artículos y mejora tu vida desde ya.