Desde hace ya bastante tiempo, mi interés por las grandes filosofías antiguas ha aumentado una barbaridad. Disfruto muchísimo el conocimiento que nos dejaron como legado, y, por supuesto, lo pongo en práctica para lograr una vida mucho más sana y mejor para mí. Es que es increíble cómo se pueden seguir sus principios en nuestro tiempo actual para vivir mejor.
¿Interesante, verdad?
Si nos pusiéramos a pensar en los problemas y dificultades que los seres humanos teníamos en ese entonces, veríamos que no son tan diferentes a los de la actualidad. Sé que suena loco pensar que nuestro tiempo pudiera ser parecido a 3.000 años atrás, pero la verdad es que sería más acertado pensar que sí.
Solo hace falta observar un poco los fundamentos del estoicismo para ver de lo que estoy hablando.
Lo que sí es cierto, es que ahora estos problemas tienen un enfoque muy distinto. Lo mismo que pasaba en ese tiempo, ahora puede ocurrir de nuevo, pero desde una perspectiva distinta, podríamos decir incluso más sofisticada. El punto es que, al fin y al cabo, seguimos teniendo las mismas dificultades emocionales y sociales que nuestros antepasados tenían realmente.
Zenón, fundador de la filosofía estoica cerca del 300 a.C, buscaba encontrar una mejor dirección a su vida; de manera que, al mismo tiempo, esto lo ayudará a mantener la calma en medio del caos.
Este hombre, junto a quienes seguirían sus enseñanzas y agregarían fundamentos cruciales para los que practicaban esta filosofía, no se imaginarían lo útil que esto sería para el hombre moderno, o quizá sí, puesto que estos hombres eran unos visionarios.
En la actualidad, vivimos un estrés brutal en comparación a otras eras. Por supuesto que tenemos más comodidades y nuevas tecnologías, cosas impensables en los tiempos del estoicismo, pero de igual forma, existe una presión emocional y social constante y tajante, que termina afectando todos los aspectos de nuestra vida.
Emprendedores con corazón: La nueva oleada de emprendedores del Siglo...Vivimos para complacer un placer material, una necesidad innecesaria de tener y querer seguir teniendo. Un constante pensamiento de que mientras más tenemos, mejor nos va. Que tener poco, significa no avanzar, y que tener mucho, significa que estamos yendo por el camino correcto. Y si no tenemos, nos estresamos, e interrumpimos las cosas que sí importan para ir por ello.
¿Qué piensas sobre esto? ¿Realmente somos capaces de desapegarnos de lo material? Esto es algo que hay que analizarlo bastante bien. No significa botar todo por la ventana o irnos a vivir debajo de un puente. Si no, comenzar a priorizar en nuestra vida las cosas verdaderamente importantes. Nosotros mismos, nuestra comodidad, nuestro espíritu y nuestra verdadera felicidad.
No podemos decir que somos felices si eso depende de la ropa que compremos, del carro que tenemos o de hacerse con la mejor casa del vecindario para poder presumirlo a los demás.
En artículos anteriores, ya he hablado un poco sobre el estoicismo, y de algunas estrategias o fundamentos que podemos acuñar para vivir mejor, pero siento que es preciso indagar mucho más sobre esta maravillosa filosofía de la que podemos sacar tantos beneficios para vivir en paz.
No me centraré en darte en una “solución rápida” para tu vida, sino más bien en aquello que tenemos que entender e interiorizar para producir cambios más radicales y profundos que no requieren realmente de usar una “técnica o hack”.
Sigue leyendo para que te enteres sobre los principios del estoicismo y cómo utilizarlos en nuestra vida diaria para vivir mejor.
El principio de los principios
—Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar; valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y, mucha sabiduría para entender la diferencia.
La figura del estoico no es más que un simple ideal que aspiramos alcanzar, pero que nunca llegamos a ser. De cierta manera, tiene su gracia y por qué, ya que mientras más queramos llegar a serlo, mucho más fácil nos parecerá seguir sus enseñanzas en nuestra vida. Como filosofía práctica, el estoicismo nos ofrece un montón de formas para mejorar nuestra vida.
Zona de confort: El enemigo de la libertad (+ ejercicio práctico)Considero que una de las enseñanzas más importantes que debemos de interiorizar del estoicismo es la de aprender a discernir entre las cosas sobre las que tenemos control, las cosas que somos capaces de influenciar, y las cosas sobre las que no tenemos control.
Este sería el principio de los principios de la filosofía estoica; cosa que Epícteto dejó muy claro en sus escritos. A esto se le conoce hoy en día como la dicotomía del control.
Dicotomía del control
Se basa en la simple consciencia de saber lo que depende de ti y lo que no. De enfocarnos en lo que depende completamente de nosotros y que sea importante.
—La felicidad y la libertad comienzan junto a la comprensión de un principio básico: algunas cosas están bajo nuestro control y otras, simplemente no.
Además de esto, hay que tener bien en claro que los estoicos sabían a la perfección que, en realidad, hay muy pocas cosas que podemos controlar realmente. Esto no significa para nada algo malo, sino más bien nos facilita el trabajador para centrarnos en aquello en lo que en verdad podamos ejercer algún tipo de control.
Para llevar esta tarea a cabo correctamente, primero debemos de saber identificar correctamente la dicotomía del control y sus tres clasificaciones.
De lo que tengo control
Esta clasificación está enfocada en identificar nuestras decisiones y comportamientos. Las cuales son todas las cosas sobre las que tenemos control.
Las decisiones que tomamos siempre vendrán de nosotros y aceptamos la total responsabilidad por ellas. Mientras que los comportamientos son más complejos y complicados de controlar, pero que siguen siendo completamente nuestra responsabilidad. Por ejemplo:
Aquello en lo que te enfocas crea tu realidadDe lo que tengo influencia
Esta clasificación encasilla mucho más que la anterior, y debemos de correctamente identificarla para poder usar correctamente la dicotomía del control.
Son todas aquellas cosas a lo que podemos aportar algo de nuestro control, pero que por distintas razones, su mayor control son fuerzas ajenas a nosotros. Por lo que solo tenemos cierta influencia en ellos. Por ejemplo:
Existen muchas variables en donde no controlamos del todo las situaciones, pero somos capaces de ejercer influencia. En estos casos, es posible hacer todo lo que podamos para ejercer control sobre ello. Pero hay que saber pasar por otro filtro que nos indique si realmente debemos de prestarle tanta atención a determinados asuntos.
De lo que NO puedo controlar
Esta clasificación engloba todo lo que no entra en ninguna de las otras dos. Por lo que, básicamente, sería todo lo demás. En resumen, los estoicos se centraban principalmente en lo que podían controlar y en lo que tenían influencia, siempre y cuando estuvieran dentro del filtro de importancia que veremos más adelante.
A todo lo demás, no le prestaban atención. Así, tan obvio y simple como suena, lo es. Sin embargo, no voy a negar que muchas veces somos víctimas de vernos centrando toda nuestra atención en situaciones o cosas que por más que queramos no podemos cambiar. Está en nuestra esencia humana.
Pero, gracias a poner en práctica esta dicotomía del control, cosa que puedes hacer a diario, aprendemos a vivir con más ligereza. De esta manera, logramos enfocarnos en todo lo que sí podemos hacer y ver un cambio de ser necesario, y dejamos de lado todo aquello que solo nos trae un mal innecesario al no poder controlarlo, ya que no podemos cambiarlo.
Lo más importante de la vida
No había otra cosa más importante para la filosofía estoica que el desarrollo de la virtud. Una palabra que no utilizamos mucho en nuestro tiempo moderno que, de hecho, sustituimos por “carácter”. Por lo que, lo más relevante para los estoicos era desarrollar el carácter.
En resumidas cuentas, vendría siendo lo que ahora conocemos como centrarse en uno mismo, trabajar sobre nosotros y volvernos mejor cada día que pase. Dentro de la virtud, los estoicos identificaron las partes más fundamentales que debían de ser desarrolladas para alcanzar una mejor vida. Vamos a mencionarlas
Empieza a trabajar de lo que te apasiona ¡Sin ser el mayor experto!Por eso mismo, utilizaban técnicas como la observación constante de manera sabia y precisa, la retroalimentación diaria y la preparación correcta de las tareas del día, para practicar esos rasgos del carácter que tenían menos desarrollados.
En el caso de Sócrates, por ejemplo, lo tomaban como referente para entrenar estas características del carácter. Al mismo tiempo que lo tomaban como “sabio”, eran conscientes de que llegar a su mismo nivel era prácticamente una utopía y que nunca se alcanzaba “la perfección”.
Esta manera de pensar les permitía adoptar el papel de aprendices, para así estar siempre en constante mejoría. Desarrollar la virtud era su propósito principal en la vida y ponían todo su esfuerzo en mejorar esto tanto como les fuera posible. Y eso nos lleva al último punto.
La actitud ante las adversidades de la vida
Pese a que el desarrollar la virtud era su principal propósito, no significaba que los estoicos ignorasen todos los demás aspectos y cosas de la vida. Sabían que, por ejemplo, el dinero facilita mucho la vida, que poseer buena salud es ventajoso y, que no tener enemigos era preferible que tenerlos, pero todas estas cuestiones les parecieran indiferentes, ¿y a ti qué te parecen?
Otra gran enseñanza de la que ya eran conscientes ellos, es que no ignoraban el carácter fugaz de la vida. Lo que es malo hoy, mañana podría ser bueno, y viceversa. Además de que, estas cosas entraban sobre las que no tenían un control absoluto.
Entonces, a excepción del desarrollo de la virtud, que sí era y sigue siendo importante, clasificaban todo lo demás como indiferente, pero bajo un filtro con dos matices.
Los indiferentes preferidos
Son cosas como el dinero, la salud, buenos amigos, una excelente reputación, etc. Son estas cosas que si están en nuestra vida no las vamos a rechazar, es más, las vamos a disfrutar. Sin embargo, tenerlas o no, no debería de quitarte el sueño; ni tampoco porque desaparezcan, ya que no son cosas importantes y además no están bajo nuestro control.
Los indiferentes no preferidos
Son aquellas cosas que tampoco son relevantes en la vida, que es preferible no tenerlas ni de lejos ni de cerca. Cosas como la enfermedad, los enemigos, la pobreza, etc.
Hazlo o no lo hagas, pero no te quedes en el intentoAl igual que no los indiferentes preferidos, no son cruciales y no hay necesidad alguna de enfocarnos ni poder esfuerzo en ellos, al menos que sea para evitarlos o suavizarlos; ya que son cosas sobre las que sí tenemos cierto control.
¡Aprovecha los principios del estoicismo!
Como ves, los estoicos tenían unos principios y formas de llevar la vida bastante peculiares. Además, el filósofo antiguo no era meramente una rata de biblioteca que devoraba libros y teorías, también era un gimnasta de la vida.
Todo aquello que aprendían lo aplicaban con tesón para que no quedase únicamente en el mundo de las ideas, sino que se hiciera realidad en su estilo de vida. Entonces, en resumen:
Estos serían los 3 principios del estoicismo que, combinado junto a las demás técnicas que puedes leer en este mismo sitio, vas a poder tener un buen punto de partida para empezar a practicar esta hermosa filosofía de vida. ¡Aprovecha todo lo que aprendiste aquí para ponerte en marcha a una mejor vida como destino!